La Santísima Virgen de Guadalupe es nuestra Madre y protectora que nos defiende de todos los males, pero requiere de nuestra devoción práctica y constante, de nuestra confianza y de un amor sincero y ardiente.

El corazón del hombre está expuesto a caer y a pesar de su cercanía con Cristo, ponerse al servicio de Satanás y traicionar a Jesús, como lo hizo Judas, como lo hacen algunos Obispos.

Por la Encarnación, Dios puede transformar hasta los más duros corazones y los pecadores empedernidos pueden convertirse en grandes evangelizadores.

Cuando se habla de matrimonio, los hombres quieren una mujer que quiera trascender en el hogar, construyendo una familia para el cielo.

Jesucristo ya murió para salvarnos y la Iglesia nos ayuda para volver a Dios. Solo falta nuestro sí para que haya fiesta en el Cielo.

Lo único seguro que tenemos en esta vida es la certeza de que moriremos, por eso es importante atender el llamado urgente a la conversión. 

Habrá maravillosas sorpresas cuando en el juicio se descubran nuestros sacrificios y oraciones ofrecidas para salvar almas.

El mundo actual está hecho para distraernos de las cosas del Cielo, por eso debemos imitar a Cristo, ir al desierto y alejarnos del bullicio

¿Qué hacer en medio de la tormenta? Abraza tu cruz, sigue los consejos de San Ignacio y te alegrarás por haber sufrido todo por el Señor.

¡Es el Evangelio el que salva al mundo! “Nadie va al Padre si no es a través de mí”.

Tres misiones para que los fieles vayan el Cielo: Volver a la Tradición, cumplir con su misión evangelizadora y crear una cultura cristiana.

El amor a los enemigos no es opcional para un cristiano, es fundamental para obtener de Dios su salvación.

Lo que pasa en la Iglesia desde hace varias décadas es de tal gravedad, que están llevando a la barca a la peor tormenta de la historia.

Si un católico cumple con su vocación de acuerdo a la Voluntad de Dios, estará procurando Su gloria.

La historia de unos recién casados que han encontrado la clave para vivir un matrimonio santo y que ya están esperando bebé.

¡Velad! vuestro adversario, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. (1 Pe, 5, 8)

La vida de gracia comienza con nuestro bautismo y debemos cuidarla como quien cuida un tesoro en una vasija de barro.

Si tú supieras bien desocuparte de toda criatura, Jesús morará de buena gana contigo. Bienaventurado el que conoce lo que es el amor a Jesús

La devoción a Nuestra Señora es prenda de salvación eterna.

Si todo nacimiento alegra el corazón, ¡cuánto más el nacimiento del Hijo de Dios, el Redentor de la humanidad!