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Católico Ignorante, Blanco Fácil del Error

Actualizado: hace 6 días

Un católico debe tomar alta importancia a la formación en la fe e invertir tiempo en la instrucción religiosa, para oponer así un firme baluarte a los ataques del error.



El considerable ascenso del protestantismo, del ateísmo, el agnosticismo o incluso de cada día más católicos tibios, es un fuerte llamado de auxilio que quiere llegar a todos los corazones, especialmente al de los jóvenes. Los corazones de los jóvenes católicos deben vibrar ante esta situación de alarma, ante esta crisis de fe que se propaga por el mundo. Todos los católicos deberíamos de estar dispuestos a defender nuestra santa fe del ataque y propagación de las herejías.


Sabemos el punto débil de los católicos, el resquicio por donde el enemigo se abre brecha, y no es otra cosa sino la ignorancia religiosa; es imprescindible, por tanto, tomar alta importancia a la formación en la fe, a invertir tiempo en la instrucción religiosa, para oponer así un firme baluarte a los ataques del error.


Es necesario, para ello, contar con aliados que nos presten auxilio, que nos hagan más fuertes. Se hacen escuchar nuevamente las palabras del Divino Maestro, que dijo que “los hijos de las tinieblas son más hábiles que los hijos de la Luz”; siguiendo el consejo implícito de Nuestro Señor Jesucristo, los católicos podemos contar con una auxiliar poderosa que los enemigos tratan de convertir en adversaria nuestra y servirse de ella para sus fines; esto es la ciencia, el saber.


Lo dijo un gran pensador: “Poca ciencia, aleja de Dios; mucha ciencia, acerca a Dios”, e imitándolo podemos decir: la falsa ciencia es enemiga de la fe; la verdadera ciencia es auxiliar de la fe.


La ignorancia abre siempre las puertas del error. Por su parte, la religión católica no sólo no se ha opuesto a la ciencia, sino que por el contrario, ha sido siempre la primera en fomentarla y extenderla. En México hay un gran ejemplo: los misioneros católicos fueron los que juntamente con la doctrina cristiana, enseñaron a leer y a escribir a los indios la rica y armoniosa lengua castellana. Fray Pedro de Gante fundó la escuela de Artes y Oficios para los indios pobres en el convento de San Francisco; Fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de México, con el virrey Don Antonio de Mendoza, fundó el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco para indios nobles; el mismo Prelado, estableció en México, la primera imprenta de América. Es decir, que la Iglesia Católica, fue la primera en abrir las puertas a la ciencia y desterrar el error en nuestra Patria; los misioneros no sólo fueron evangelizadores, sino maestros; entonces se llevó a cabo la primera campaña de alfabetización en México.


Los católicos estamos llamados a conservar y difundir la luz de la Fe y las claridades de la fe que, en el caso de América, recibimos de aquellos heroicos y celosos misioneros españoles que nos impartieron. Además como nuestra bendita religión nos enseña a cumplir nuestros deberes patrióticos, quienes nos decimos católicos debemos ser los primeros en dar ejemplo de civismo y contribuir en el armonioso funcionamiento de la sociedad, basado en la práctica de la fe y el reinado de Cristo. Hay que combatir, entonces, el analfabetismo religioso en el mundo.


Si nos comprometemos a poner en práctica esta campaña impediremos que muchísimos hermanos nuestros, ignorantes de su fe, queden a merced del protestantismo o incluso tal vez podamos rescatarlos si ya han caído en ello . Aunque pueda sonar extraño decirlo en pleno siglo XXI, hay que enseñar a la gente a leer; sí, leyó usted bien, a leer, es necesario difundir las buenas lecturas e incluso, para quien esté en sus posibilidades, de ponerlas en manos de todos aquellos a quienes sabemos que les hará mucho bien. Hay que advertir de las malas lecturas, los libros que contaminan, los que distorsionan la verdad, los que atentan contra la pureza y siembran el error y el mal.


Se puede hacer mucho bien con una buena lectura, se puede instruir en religión aún mejor que únicamente con la palabra. Nuestro Buen Padre Celestial nos ha hecho seres inteligentes y quiere que nuestro entendimiento esté iluminado con la luz sobrenatural de la fe, y con las claridades naturales del saber. Secundemos los planes de su Amorosa Providencia, enseñando religión, enseñando a leer lo que conviene, primer paso en el camino del saber.


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