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Las Mujeres Olvidan su Principal Misión en el Mundo

Actualizado: 18 nov 2024

Las mujeres hoy en día se imponen múltiples retos para destacar en el mundo, para mostrarse como mujeres de éxito y menosprecian la empresa más importante para la que son llamadas por Dios: La Maternidad.



Por Claudia Ortiz


Una madre de familia me contó la siguiente historia:


Ella iba en el auto con su esposo y sus hijos, cuando vieron un enorme espectacular con la imagen de una mujer elegantemente vestida que se anunciaba como una mujer de éxito y anunciaba una charla para compartir su secreto.


Ese anuncio la hizo reflexionar sobre lo cerca o lejos que estaba ella del éxito y pronto sacó sus conclusiones. No estaba ni cerca de lo que el mundo refiere como “éxito”. Es más, si se toma en cuenta el tipo de auto en el que iba, la ropa y el maquillaje que llevaba puesto e incluso el destino al que se dirigía en ese momento, sería más bien vista como una perdedora.


Pero entonces había que ir al origen del planteamiento y preguntarse más bien, ¿qué es el éxito?... ¿fama?, ¿fortuna? ¿gloria? … ¡no! Después de pensarlo un poco, esa madre de familia concluyó, sí, soy una mujer de éxito, pero no del éxito como lo tiene concebido el mundo, sino de haber alcanzado o ir en el camino buscando hacer algo trascendente con mi vida. ¿Y, en dónde estaba este triunfo en su vida si ella ni siquiera trabajaba? No eran ricos, no habían recorrido el mundo, pero esa mujer supo entonces que el éxito llegó cuando decidió dedicarse a educar a sus hijos para que fueran dignos hijos de Dios y le dieran gloria con sus actos.


Prefiero verte muerto


Se dice que la reina Blanca de Castilla, mamá de San Luis, rey de Francia, le escribió alguna vez a su hijo: “Hijo mío, te quiero mucho, pero antes preferiría verte muerto, a que cometieras un solo pecado mortal.”


Qué fuerte esto para una madre de familia de estos tiempos, sobre todo una mamá que de acuerdo a lo que dicta el mundo, solo quiere lo mejor para sus hijos, que no sufran, que lo tengan todo, que destaquen… es una idea contraria totalmente a los principios del mundo en la actualidad, pero es una enseñanza que dará el único y verdadero triunfo sobre esta vida, o dicho mejor aún, sobre la muerte, porque da la vida eterna.


Es difícil. Por eso es que hoy se llama a los católicos a ser contrarrevolucionarios, es decir que aunque cueste, porque costará, y mucho; es necesario ir en contra de las ideologías tan ampliamente difundidas en el mundo que aseguran el éxito a las mujeres solo por sus estudios o la riqueza del mundo, lo que las deja en realidad estériles, sin frutos, sin méritos para el Cielo.


Y qué ironía pensar que la maternidad es la más grande y gratificante empresa que da muy altos rendimientos. Es la educación la empresa más importante, es la más difícil y por eso la que se descuida y se delega tanto, a los abuelos, a los aparatos electrónicos o simplemente al mundo, a los amigos.


Sin embargo dentro del hogar, una madre puede formar corazones y contribuir con la sociedad al enviarle a jóvenes pensantes, con personalidad definida, bien formados, orientados hacia el bien, lo cual es una obra insuperable, algo que ni los gobiernos, ni los planes sociales, ni los psicólogos están logrando. Si las madres cumplieran con esta tarea disminuirían los índices de delincuencia, los suicidios, los problemas de personalidad, los fraudes, la deshonestidad. Como se ve, la maternidad es una pieza clave, una tarea de mayor importancia que se quiere menospreciar a un trabajo doméstico, que se engaña al confundir con esclavitud, ¿por qué? porque si las madres hicieran lo que tienen qué hacer en sus casas, estarían educando hijos para el Cielo.


Haz lo que esté de tu parte


“Educa al muchacho al comienzo de su camino, que luego, de viejo, no se apartará de él.” Prov 22,6


Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su artículo 2223, que los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos y que en el hogar debe reinar la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado. 


Los padres además deben de dar buen ejemplo a los hijos y enseñarlos así a formarse en virtudes, que aprendan sobre la abnegación, el sano juicio, el dominio de sí y las condiciones de toda libertad verdadera. “El que ama a su hijo tiene siempre dispuesto el azote, para que al fin pueda complacerse en él.” (Ecl 30, 1) Esta educación hay que iniciarla desde la más tierna infancia.


El Padre Eduardo Pavanetti, desarrolló un maravilloso trabajo sobre este tema: “La Madre Educadora”, en el que escribió estas palabras que debían llegar a lo más profundo de los corazones para concientizar sobre esta tan importante misión de la maternidad, para la que no hay persona mejor calificada como la mujer que tiene el honor de ser Madre.


“Que en vuestro corazón de madres cristianas y en vuestra comprensión, encuentren nuestros enemigos el baluarte más fuerte contra el que se estrellen sus ataques. Nutrid las almas hambrientas de vuestros hijos con todos los alimentos espirituales que os suministra la religión; luego, comparad esos frutos con los frutos desgraciados del laicismo … y veréis que la misma vida cantará el triunfo de vuestra maternidad cristiana…Madre, Cristo desde la cruz os contempla y os pide hijos que conozcan y amen la cruz, única esperanza del mundo.”


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