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La Gran Tribulación Será Como Nunca la Hubo Jamás

Actualizado: 23 nov 2024

Antes que temer, debemos perseverar en la oración, mantenernos en estado de gracia y confiarnos al poder de Dios para que nos dé la fortaleza de ser fieles hasta el fin. 



Por P. Jorge Hidalgo


La Iglesia ha atravesado por muchas crisis, las persecuciones desde los primeros cristianos, las herejías, el islamismo, los cismas, la querella de las investiduras, el protestantismo, la masonería, la revolución francesa y el comunismo, entre otras duras pruebas; sin embargo según está profetizado, el tiempo previo a la parusía será un tiempo de tribulación como no lo hubo jamás.


¿Cuál será la gran tribulación final si todo lo que se ha enunciado es poco comparado con lo que ha de venir? No podemos saberlo, pero quizá sea todo junto y más todavía; lo que hace muy importante que pidamos al Señor fortaleza para no caer en el espíritu del mundo, para que no nos adaptemos a la época, sino que permanezcamos siempre en la fe verdadera.


Defensor del pueblo fiel


Viene a la memoria aquella visión que tuvo el Papa León XIII, en la cual después de haber celebrado la Misa y haber estado reunido con la curia de los Cardenales, repentinamente el Papa se quedó mudo como 10 minutos y cuando volvió en sí mismo, se levantó, se disculpó y se retiró a sus aposentos. ¿Qué es lo que vio? Vio el Infierno y a los demonios profiriendo blasfemias e insultos contra todos y después vio al mismo Satanás que le pedía a Dios tiempo para tentar a la Iglesia y arrojar a todas las almas al Infierno. Aterrado, el Papa escribió dos oraciones a San Miguel Arcángel, una, que tradicionalmente se reza después de la Santa Misa y otra que es la oración de los exorcismos que todavía se utiliza. 


No debemos olvidar que en San Miguel Arcángel tenemos un gran protector delante de Dios, es el patrono de la Santa Iglesia, es nuestro protector y se va a alzar para defender a los elegidos, porque esta lucha es un combate espiritual. No debemos jamás dejar de invocarlo para que nos asista.


Los santos más fieles


Es necesario atender el llamado del Señor, estar prevenidos y orar incesantemente para resistir esos tiempos, esa gran tribulación que como se ha dicho, será peor aún de todo lo que se ha vivido en la historia de la Iglesia. Uno no puede asegurar o presumir que va a ser fiel, que permanecerá firme; sino que debe pedir a Dios la fidelidad, permanecer en la fe católica, no dejar de rezar, estar confesado y mantenerse siempre en gracia de Dios.


El Señor dará la gracia para que esas personas que vivan al final de los tiempos no claudiquen, no renieguen de su fe, no la vendan por un plato de lentejas. 


Por eso es que San Cirilo de Jerusalén dice que los santos del final de los tiempos serán los santos más grandes de todos los tiempos en la historia de la Iglesia, porque los santos anteriores lucharon contra algunos enemigos, pero los santos del final de los tiempos lucharán con el Anticristo en persona que será como luchar contra el mismo demonio.


El Anticristo será este enemigo final que será una especie de emperador a nivel global; intentará imponer que se le adore, queriendo ocupar el lugar de Dios, lo que será la causa de la gran tribulación, su tiranía será absoluta y total, y no va a haber lugar en el mundo para esconderse. Dicen los textos sagrados que esa tribulación durará tres años y medio, aunque en otros textos también dice que el tiempo será abreviado por amor a los elegidos.


Ésta ha de ser la última gran prueba que pasará la Iglesia en este mundo hasta que el Señor venga al final de los tiempos en la parusía y venga a darle a cada uno según sus obras.


Antes que temer, debemos confiarnos en el poder de Dios que es capaz de fortalecer a los débiles para permanecer firmes en la fe, para ello oremos incesantemente a Dios, a la Santísima Virgen que ha vencido el demonio, a San Miguel Arcángel, para que nos den la fortaleza para mantenernos íntegros en la fe, aunque veamos que muchos claudican, transigen, quieren adaptarse al mundo moderno.


Que la Santísima Virgen nos conceda la gracia de perseverar en nuestras tribulaciones, para estar firmes en esta Iglesia militante y pasar a formar parte de la Iglesia triunfante, donde veremos a Dios tal cual es.



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